El actual Gobierno canario tiene las manos atadas, y no hace ni tan siquiera amago real de desatárselas. Por lo pronto, siguen estando a expensas de lo que disponga el Gobierno estatal
Complicados momentos los que vivimos actualmente. El CoVid 19, comúnmente llamado coronavirus, ha impactado con tanta fuerza en la sociedad que numerosos estados de todo el mundo han decretado el confinamiento de la población, cierre de fronteras, militarización de las calles y un largo etcétera de medidas coercitivas.
Canarias no ha sido una excepción en esta tesitura. El virus llegó con rapidez, como era de esperar, ante la cantidad de turismo que recibe el país, en especial de Italia, primer foco en la Unión Europea. Por desgracia, las medidas de prevención y control no fueron tomadas con la misma velocidad, y lo que pudo ser (una Canarias con escasa incidencia del virus) no fue.
Este hecho no es excepcional, en otros países ha ocurrido lo mismo (al igual que también es cierto que otros lo han hecho mejor) pero nos permite ver una vez más cuánto le afecta al Archipiélago su colonialidad.
El virus llegó con rapidez, como era de esperar, ante la cantidad de turismo que recibe el país, en especial de Italia, primer foco en la Unión Europea. Por desgracia, las medidas de prevención y control no fueron tomadas con la misma velocidad, y lo que pudo ser (una Canarias con escasa incidencia del virus) no fue.
Repasemos y analicemos una serie de circunstancias que dan buena muestra de esa desgraciada incidencia.
Turismo
Incontestable es la existencia de gran número de turistas y residentes de dos de las zonas más afectadas de la Unión Europea y donde empezaron a darse los primeros casos: Italia y Alemania.
De hecho, los primeros casos registrados en el país fueron turistas de dichos Estados.
Ante esto, la razón invita a pensar que la medida preventiva más eficaz sería el cierre de fronteras, es decir, puertos y aeropuertos.
No se hizo. Y no se hizo a consecuencia de los dos pilares básicos de la neocolonización: Dependencia industrial extrema del exterior a pesar de contar con recursos potenciales suficientes y tener que esperar el beneplácito de la metrópoli aun teniendo supuesta “autonomía” política.
Las instituciones públicas en Canarias han optado por aceptar de buen grado el monocultivo del turismo y el plátano que han marcado desde Madrid y Bruselas, y haber cerrado fronteras hubiera significado el colapso productivo del Archipiélago y saltarse la jerarquía gubernativa impuesta.
Otro ejemplo de este punto es el Carnaval, que no cesó en muchos casos a pesar de las advertencias del sector sanitario. No podía cesar; el entramado financiero requería extraer ganancias del Carnaval si o si para poder cuadrar números. Ganancias que, evidentemente, se generan aquí y se trasladan a las dos capitales europeas anteriormente citadas.
Situaciones del mismo espectro, como la llegada de aviones con interés comercial días después de decretar el estado de alarma, los paseos en guagua turística en las capitales Canarias y el nulo control de los turistas y residentes extranjeros recién llegados de su estío en zonas con alto riesgo, dan fe de hasta dónde llega el punto de depredación y dependencia del sector turístico del Archipiélago.
Sanidad
Tiempo hace que la Sanidad canaria adolece la falta de recursos humanos y materiales en el vital sector público y el doping de conciertos y privilegios de los que goza el sector privado.
En este sentido observamos que la colaboración histórica de estamentos “nacionalistas” (esos partidos o regímenes que gobiernan con ayuda directa e indirecta de la metrópoli) ha sido fundamental para llegar a esta situación y encontrarnos, como se suele decir, con una mano delante y otra detrás.
La Sanidad se presupone en control “autonómico”. Sin embargo, curiosamente, solo hace valer esa “autonomía” para coincidir en recortes en sanidad Pública con el gobierno estatal y para apuntalar y aumentar el sector privado sanitario.
A la hora de poner en marcha un operativo decente y digno para afrontar la pandemia, el gabinete de A.V. Torres (presidente del gobierno de Canarias para quien no lo conozca) ha tenido que pedir reiteradamente a Madrid todo tipo de recursos MÍNIMOS y sufragados con el dinero generado en Canarias y mandado para administrar desde Madrid (es decir, se estaría pagando con dinero propio, no ajeno).
A día de hoy, todavía no se tiene ni un tercio de lo demandado. De hecho esta semana hemos asistido a la lógica adquisición directa desde Canarias de parte del material necesario para poder afrontar estos días.
¿Dónde está la “autonomía”? ¿Por qué no se puede acceder directamente al dinero generado en el país, más en una circunstancia como esta? ¿Por qué solo hay “libertad” para hacer igual que el Gobierno estatal (recortes públicos) pero no distinto?
No está. No hay autonomía. Vuelve a verse el pilar de la neocolonización de “pedir permiso” a la metrópoli y aparece otro: exacerbación del neoliberalismo.
Si la privatización de la Sanidad es una de las medidas estrella de los estados neoliberales, en Canarias este hecho se agrava. Y al igual que en Sanidad, en otros muchos sectores.
¿Dónde está la “autonomía”? ¿Por qué no se puede acceder directamente al dinero generado en el país, más en una circunstancia como esta? ¿Por qué solo hay “libertad” para hacer igual que el Gobierno estatal (recortes públicos) pero no distinto?
Todas las políticas que han machacado a la clase obrera en estos años se ven intensificadas aquí, ante la falta absoluta de control y toma de decisiones libres de las instituciones públicas. No hay “autonomía”. La partidocracia en Canarias juega en una liga inferior.
En otros países se asiste a un intento de imponerse ante la intervención externa (Inglaterra, Cataluña, Escocia) o poner líneas rojas a dichas intervenciones (España, Portugal, Grecia), pero en lo que respecta a Canarias brilla por su ausencia.
El actual Gobierno canario tiene las manos atadas, y no hace ni tan siquiera amago real de desatárselas. Por lo pronto, siguen estando a expensas de lo que disponga el Gobierno estatal en cuanto a recursos y medidas, y ni medio movimiento a favor de la intervención y utilización óptima del sector privado sanitario de las Islas.
En próximos artículos profundizaremos más en el asunto, en estos y otros puntos, y podremos observar como un virus “desnuda” el sistema político de este país.
Alejandro José
Militante de Ahul!-Juventudes de Ahora Canarias